Hace muchos años ya desgraciadamente, que toda mi pandilla de amigos y amigas empezaron a tener hijos. Al principio, no les envidiaba, muy al contrario, pensaba que estaban locos por hipotecarse tan jóvenes.
Las cenas empezaron a ser más pronto, y menos frecuentes. Se hablaba de pañales, de pomadas y de alimentación, y maldije mil veces estar entre esas aburridas conversaciones, que ni me interesaban, ni podía aportar demasiado.
Pasado el tiempo, me pregunto si he sido yo la que escogí y tomé decisiones equivocadas, y eran ellos, los que yo taché de locos, los cuerdos… Ya es tarde para saberlo.
Cuando decidimos ponernos a buscar, todavía tenía muchos amigos y compañeros sin hijos, pero conforme iba pasando el tiempo, los años… Cada vez quedaban menos. En cierto modo me aferraba a que si otras parejas que conocía no les tenían, yo no era la única con problemas, o no era la única que no sería madre. Buscaba encontrar parejas que afrontaran esa forma de vida, aún sin hablarlo nunca con ellos directamente.
Hasta este año. Primero fueron los últimos amigos, de mi marido, y después ya, mis últimos amigos, en anunciar embarazo. Y para mí ha sido un mazazo terrible. Siento que no puedo entender las cosas que ocurren a mi alrededor, y todo me resulta confuso, e incluso, inadmisible.
A veces pienso que nunca superaré esto, yo ya solo pido fuerzas para afrontar lo que percibo, lo que siento, lo que tengo que aceptar. Llegar a ser, sino igual, parecida a la persona que era antes de todo esto.
Y hoy es difícil, porque ya, la única… soy yo.