Mi historia: Parte III

Si me empezaste a seguir en: Mi historia Parte I y Mi historia Parte II

Mi primera toma de contacto en aquella consulta supuso mi primer ataque de ira.

Cómo os he explicado antes, siempre había pensado que si alguna vez tenía este tipo de problemas, buscaría otras alternativas no médicas e intentaría asumirlo y seguir con mi vida. Literalmente me decía a mí misma que no quería ser «rata de laboratorio hormonada». Pero allí estaba yo escuchando las opciones que nos dieron, para nuestro caso, era realizar una FIV con DGP.

¿Qué es el DGP? Son las siglas correspondientes a Diagnóstico Genético Preimplantacional, y los pasos para realizarlo, son los siguientes:

  • Reposo ovárico: mediante pastillas anticonceptivas
  • Estimulación: sería una estimulación normal, controlando cada 2 días mediante ecografia
  • Punción: recogida de ovocitos mediante punción folicular con sedación profunda
  • Fecundación: unión de ovocitos y esperma hasta estado de blastocito (día +5 ó +6)
  • Biopsia de embriones: consiste en quitarles una célula y mandarla analizar mediante la técnica deseada (DGP), en nuestros caso, arrays, y con eso tendríamos claro que no existe en ese momento, una trisomía del cromosoma 13
  • Resultado y transferencia: de los embriones sanos no alterados y congelados, si es que quedan, previa preparación del endometrio.

Creo que me detuve en la palabra anestesia general con sedación profunda. A mí que nunca me habían operado de nada, y que lo único que me rompí una vez fue un dedo jugando la voley ball en el colegio, me dio mucho vértigo. Aparte de que todo el tratamiento en sí era largo, complicado en cuanto a fases, y cada fase excluyente a la anterior. Sin reposo no tendríamos buenos ovocitos, sin ovocitos buenos, no habría mucho recuento en la punción, sin mucho recuento, fecundarían muy pocos, y con muy pocos fecundados, la posibilidad de tener alguno bueno era pequeñísima.

Yo recuerdo que en la consulta sonreí, hice como que me quedaba tranquila, digna yo, porque existía una posibilidad para nosotros. Escuché la suma desorbitada de dinero por todo el proceso sin pestañear, y asumí que con esfuerzo, podía pagarla, pero también les dije que iba a pensármelo. Y salí de allí con mi sonrisa y mi tranquilidad y mi dignidad… para perderla y explotar en casa. No podía creer que si no me pasaba nada, tuviera que pasar por todo eso y gastar ese dinero, solo para tener una posibilidad ínfima de que funcionase. Ese día no lloré, solo grité, y me callé. Y los días posteriores fueron iguales, callada, negando, hasta que mi subconsciente me hizo abrir la boca y echarle la culpa de todo esto a J. Por sino tenía suficiente con asumir la situación, mis palabras le cayeron como un jarro de hielo…

Días después tomé la decisión de afrontar la FIV y empezar cuanto antes, porque si, porque soy valiente y bipolar, porque no quería arrepentirme de no intentarlo. J me prometió que nunca haríamos nada que yo no quisiera y que pararíamos en el momento que yo lo necesitase, pero eso es trampa, porque yo no paro nunca hasta que consigo lo que quiero.

Los primeros días de estimulación pasé muchísimo miedo. Yo había tenido episodios anteriores de reacciones alérgicas a medicamentos, por lo que el hecho de inyectrme no se que (Menopur), con nose que efecto (crecer muchos folículos), a las 21:00 de la noche (¿por qué tan tarde?), sin saber que iba a pasar, cual iba a ser la reacción de mi cuerpo… Era incapaz de ponerme las inyecciones, empezaba a llorar 20 minutos antes, me generaba ansiedad, y era J quien me las ponía con una paciencia tremenda, entre mis llantos y tembleques. Las horas de la noche eran eternas buscando efectos, midiendo mi tripa, buscando en internet…

Por si fuera poco mis folículos iban lentos, era un buen número, 16, pero crecían muy lentos. Después de 13 días pinchándome, me programaron la punción. La primera vez que iba a pasar por una anestesia, e iba a ser voluntaria. Asumir que no me pasaba nada y que entraba voluntariamente a un quirófano fue muy duro, pero lo cierto es que con el paso de los días de la estimulación, estaba tan cansada y estresada, que lo único que quería es que todo terminara. De los 16, solo 8 resultaron maduros, pero creo que fue por no esperar lo suficiente, más adelante os haré un post con mis pautas de medicación y los tiempos.

La pesadilla se cumplía, los números eran muy malos, solo 4 llegaron a blasto, y al final, después de todas las fases y esperas, solo 1 apto para transferir.

Recuerdo que después de mi primera fiv, me sentí fuerte, me había enfrentado a muchos miedos, y lo había conseguido. El pronóstico era malo, pero solo necesitaba uno para embarazarme!!, solo uno, si yo era fuerte, mi embrioncito seguro que también…

Tendrás que seguir leyendo nuestro destino: Mi historia: Parte IV

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13 comentarios sobre “Mi historia: Parte III

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